Mi podenco tiene miedo.

24 comentarios en “Mi podenco tiene miedo.”

  1. Hola Irene, qué soplo de aire fresco tu blog y qué gran ayuda para mí, que adopté un podenco hace un mes… corroboro todas y cada una de tus afirmaciones, está siendo un proceso difícil, a veces Otto (así lo he llamado) me desconcierta, pero indudablemente es un perro bueno y carente de maldad. Hemos acudido a un adiestrador para lidiar con los ladridos y no salimos del veterinario porque está inmunodeprimido, pero lo vamos a conseguir, ¡estoy segura!
    Poco a poco agradece más las carantoñas y los mimos, y aunque en principi no quiso dormir conmigo ahora viene a mi cama a terminar la noche. Ha habido momentos en los que creía desesperar, pero me siento feliz de tenerlo en mi vida y darle lo que se merece. Estoy segura de que el tiempo nos deparará una vida en común muy feliz. Gracias otra vez por tus impagables consejos, un beso…
    AMAIA

    Me gusta

    1. Hola Amaia!
      No sabes qué alegría leer tu comentario. Abri este blog (aunque escribo menos de lo que me gustaría) precisamente porque cuando adopté a Ágata y estaba desesperada, encontré muchos foros llenos de problemas pero ningún lugar que me dijera que se pueden solucionar. Poco alentador. Así que me alegro mucho de que sirva. Otto ha tenido mucha suerte de dar contigo, con tu paciencia y perseverancia y estoy segura de que, como dices, poco a poco todo ira a mejor. Y ya verás como una vez que se establece esa relación es muy, muy especial. Gracias de nuevo y no dejes de contarnos cómo os va!! Un beso

      Me gusta

    1. Gracias!!! jajaja, si que nos adora sí. Pero de forma tranquila y equilibrada, sin angustias ni obsesiones. Hemos trabajado mucho su independencia y su autoestima. Nos tiene enamorados perdidos 😀 Gracias por comentar y un abrazo!

      Me gusta

  2. Querida Amaia:

    Digo «querida» aunque no nos conozcamos, pero tu historia me ha enternecido y creemé que te comprendo perfectamente.

    El pasado diciembre adopté a Rufus con siete meses, un podenquito que había sido maltratado y abandonado. Llegó a casa mal, muy delgado y al contrario que Ágata, Rufus estaba todo el día reclamando tu atención y cariño de forma sumisa, como si esperara que le pegaran en cualquier momento.

    Nos ha costado dedicarle tiempo y mucho amor, pero ahora es muy feliz y sobre todo es él, un podenquito seguro y juguetón, sigue siendo cariñoso, pero cuando quiere no de forma continua como antes.

    Yo ya tenía otro podenco, Bambibú. Los dos se llevan genial y se quieren un montón.

    Siempre he tenido perro, pero con Bambibú aprendía a tener predilección por los podencos, en casa decimos que siempre tendremos uno y como por desgracia hay tanto abandonados, con nosotros siempre tendrán un hogar.
    Ana.

    Me gusta

    1. Hola Irene,

      Muchas gracias por compartir tu historia. Justo hace 3 meses mi pareja y yo adoptamos a una podenca de 6 meses que había sido maltratada. La verdad es que las primeras semanas progresó enormemente en casa y en el parque. Sin embargo después de 3 meses sacarla a pasear a la calle es desesperante. Tiene muchísimo miedo de la gente, tiembla mucho y se pasa todo el paseo mirando atrás vigilando que no venga nadie. Además, no para de tirar, hemos probado a llevarla corta y más suelta en correa con collar y arnés pero nada funciona. La intentamos ignorar y hacer como que no pasa nada pero llega a un punto que no se puede pasear así porque desespera y ella no es feliz, esta aterrorizada, no nos escucha y lo único que quieres es escapar. No sabemos cómo hacer en esta situación porque sentimos que cada vez tiene más miedo.
      Cuando viene alguien a casa también desconfía de ellos y no se acerca de ninguna manera.
      Queremos que la perra disfrute paseando con nosotros y supere el miedo para que sea feliz.
      Tienes algún consejo?
      Gracias!

      Me gusta

  3. Hola Amaia.
    He tenido la misma experiencia con mi perrita Sabrina.
    La adopte y ya tendría año y medio.
    Me costó mucho tiempo acariciarla y que no temblara.
    Ahora tiene seis años y sigue siendo miedosa para algunas cosas
    Pero deciros que dándole su tiempo se convirtió en una perrita feliz

    Me gusta

  4. Me ha encantado leer la historia de Ágata. Mi chuchillo no es podenco, pero sí abandonado y maltratado, y también costó. Tras 7 años sigue poniéndose ansioso antes de subir al coche, y se lanza dentro como un histérico en cuanto puede. Pero todo vale la pena; yo he perdido la cuenta de perros y gatos que he sacado de la calle, y cada vez q recibo una foto como la de Uma, galguita recogida en una gasolinera, tumbada encima de un sofá echando la siesta, se me ilumina el mundo. Enhorabuena por el blog 😃

    Le gusta a 1 persona

    1. Gracias Kriss, tu chuchillo ha tenido mucha suerte. Como el resto de «bichos» que te has ido encontrando. Cada vida cuenta, claro que sí. Y si cada uno de nosotros hiciera lo que está en su mano, mejor irían las cosas.
      Gracias por compartir tu experiencia
      ¡Un abrazo!

      Me gusta

  5. Hola Irene,
    He encontrado tu blog por casualidad y me ha encantado. Has descrito muchos comportamientos de INKA, nuestra (de mi novio y mía) medio podenca/pastora alemana. Nosotros la adoptamos en uno de estos sitios que se las dan de asociación y luego descubres que son gentuza haciendo negocio. Creo que hemos tenido mucha suerte con su salud (toco madera) o que su parte de pastora alemana ha hecho mucho porque no hemos pisado el veterinario casi nada en su año y ocho meses pero su carácter pasota (desesperante a veces ) , cariñoso, juegueton…etc es muy de su parte podenca.
    Tiene energía a raudales y es la alegría de la casa. Al principio no me gustaba nada un rasgo tan característico como son sus orejas pero ahora solo verlas en ella o en otros me produce ternura. Tenemos una pastora belga con muchísimos miedos y traer a INKA le ha hecho muchísimo bien. Siempre digo que algunas personas deberían ser eternas y los animales tambien.

    Seguiré tus historias y me encanta tu pequeña de cuatro patas.
    Un abrazo

    Me gusta

    1. Hola Eva! Muchas gracias por compartir vuestra experiencia y por haber elegido la adopción, que como bien dices, no siempre es un proceso fácil. Además os ha tocado una asociación chunga, lo siento, es una vergüenza pero es verdad que habiendo algunas maravillosas, hay otras que básicamente buscan hacer caja. Por lo que dices parece que terminó bien, me alegro. Estoy segura de que INKA es una preciosidad. Si te digo la verdad, una de las razones por las que adopté a Ágata fue que con esas orejas gigantes (porque de cachorro son absolutamente desproporcionadas) era tan feucha que nadie iba a quererla mas que yo. Por supuesto me he enamorado perdidamente de ella y además he descubierto que puede llegar a ser tremendamente expresiva con estos apéndices que mueve casi como antenas parabólicas. Y luego que, claro, cada perro es hermoso a su manera, y que con ellos pasa como con los hijos: el mío, el más guapo. Aquí en Andalucía la gente está acostumbrada a ver podencos y a saber valorarlos, pero es verdad que en otras partes de España no estamos tan acostumbrados a su fisionomía. En cualquier caso, a mi ahora los podencos y sus cruces me parecen preciosos y como dices, son además muy graciosos y divertidos. Me alegra mucho que os guste el blog y que nos hayas contado tu historia, porque, como ya he dicho aluna vez, lo abrí precisamente para eso, para decir que a veces los perros llegan con equipaje, pero podemos ayudarles a liberarse de él y una vez conseguido ellos no vuelven la vista atrás. Yo a veces me maravillo cuando la veo dormir panza arriba espatarrada sin ningún decoro, tranquila y relajada… Como si ese ayer de miedos y dolor no hubiera existido nunca. Un abrazo!!

      Me gusta

    2. Yo soy del norte y aqui hay poquisimos podencos, puedo contar con una mano los que he visto, aunque galgos si que hay. A mi del mio me encantaron sus orejones, tiene uno para abajo y el otro tieso, esto le da una pinta muy salada!! Jejejeje
      Cuando esta atento sube las dos orejas, y cuando esta muy relajado baja las dos. En definitiva que es adorable!

      Me gusta

  6. Hola Irene
    Me gusta mucho tu blog, me está ayudando mucho.
    Hace tres meses y medio que adopte una podenquita que tendrá sobre el año. Desde el principio no he tenido problemas en ponerle el collar y salir a caminar, pero desde hace tres días, estando en el parque de perros, donde se lo pasa super bien corriendo y jugando con otros perros, llego la hora de marcharnos y no había manera de cogerla para marcharnos, de hecho se marcharon todos y nos costó cerca de dos horas cogerla, se quedaba cerca de nosotros pero si nos acercábamos a ponerle la correa se marchaba, ni con premios…al final la pude coger echándole trocitos de comida, pero claro la cogí del arnés de forma ya desesperada, ya era de noche, y soltó un buen grito, me imagino que del mismo susto que tenía yo.
    El problema es que ahora no se deja poner el arnés, en cuanto me acerco con él se marcha y claro no la puedo sacar, suerte que tenemos un trozo de jardín y sale y entra sin problemas, pero claro yo quiero pasear con ella y seguir llevándola al parque pero no hay manera.
    Se te ocurre algo que pueda hacer, yo me acerco de lado, me pongo en el suelo, no le hablo, pero nada, ella se acerca me toca con el hocico, ayer por la noche vino a jugar conmigo y la estuve achudando, pero hoy sigo sin poderla sacar, vamos hacía atrás y la verdad es que no se me ocurre que hacer.
    Gracias, y perdona por la extensión

    Me gusta

    1. Hola Susi, gracias por escribirme. Me alegra que mi blog te sea de utilidad. Me hablas de dos problemas: cogerla en el parque y que ahora no se deja poner el arnés. Si te parece hablamos de la segunda, que es la urgente y hoy no tengo mucho tiempo y la primera la comento más adelante o hago una entrada de blog (porque es muy común).

      Sobre el tema del arnés tienes dos cosas a tu favor: la primera, que ya lo ha llevado sin problemas. La segunda, que hace sólo tres meses que tienes a tu perra y ya se deja achuchar y sobetear así que está claro que ya estáis creando una relación y que confía en tí. También, por lo que me has dicho, sabes cómo acercarte a ella. Todo eso son puntos muy positivos que van a jugar a tu favor.

      – Sustituir el arnés temporalmente.
      Si el arnés ahora mismo no es santo de su devoción y no quieres ponérselo obligada (que me parece muy bien, luego hablaré de eso), tienes la opción de comprarle un collar antiescape tipo martingale. Estos collares son útiles para perros que tienen la cabeza y el cuello más o menos del mismo tamaño (por eso muchos galgos lo llevan). El sistema anti escape evita que se salga el collar y al ser ancho evita que el perro se haga daño en el cuello.Este es un collar para llevar con correa corta. Si tu perra tira mucho en el paseo o es de las que de repente echa a correr aunque esté atada, es mejor un arnés. Pero al menos con esto la puedes sacar de paseo.

      Con collar o con arnés lo mejor es no soltarla en el parque hasta que sepas que se deja coger o que tienes tiempo para trabajar con ella. Lo bueno es que tienes un jardín para practicar.

      – Para que te deje acercarte a ponerle la correa.
      Lo que hay que practicar es que el perro venga a la llamada y, con las mismas, se deje coger o tocar el lomo (o el pecho, que es a veces menos invasivo). Una forma de hacerlo es llamar a la perrita estando tú ya agachada (para no hacer el gesto de agacharte a tocarla sino que sea más natural) y con la misma mano del premio tocarle el pecho y acercársela después al hocico para que lo coja. Al principio en un movimiento fluido, casi de caricia, y luego deteniéndote más en el pecho. Por ejemplo. Así no asociará que quieras tocarla o cogerla con que quieres ponerle la correa y se acaba la diversión.

      En el parque, intenta premiarla siempre que venga aunque no la hayas llamado. Y tanto si viene porque quiere como si la has llamado, puedes aprovechar alguna de esas ocasiones (no todas) para tocarla.

      Si te cuesta tocarla (recuerda intentarlo primero por el pecho con la mano del premio) puedes ponerte en la mano izquierda premios o algo muy oloroso con el puño cerrado y vas dejando que lo coja poco a poco y, mientras, aprovechas para tocarle el pecho de abajo a arriba.

      Si se deja tocar el pecho con normalidad podrás engancharla de ahí tanto del arnés como del collar para ponerle la correa.

      – Para que se deje poner la correa.
      Lo siguiente es intentar que comprenda que la correa es su amiga. No una aguafiestas. Y que pasan cosas maravillosas cuando nos ponemos la correa. Si siempre que se la pones el parque significa que se acaba la diversión y se va a casa, al final tampoco le va a hacer chiste que se la pongas. ¿Qué puedes hacer?

      En el parque: ponérsela alguna vez, dar una pequeña vuelta por el parque, y volverla a soltar. De nuevo, la correa va dejando de significar fin de la diversión.

      Después el parque: en vez de ir derecha a casa, dar una vuelta por algún sitio que le guste, dejar que vuelva olisqueando lo que quiera… Salir del parque tampoco significa fin de fiesta.

      Es decir, los perros funconan sobre todo por asociación. Si conseguimos que asocien venir y ponerse la correa con cosas agradables será mucho más fácil todo que si la asocian con fin de fiesta.

      Por ejemplo, si mi perra sale corriendo detrás de un conejo, cuando la pille le voy a poner la correa. Pero la voy a dejar seguir el rastro del conejo hasta la madriguera y voy a dejar que se tire un buen rato olisqueando la entrada de la madriguera. Si no lo hiciera, ella sabría que si le pongo la correa ya no puede seguir el rastro que le encanta y no se dejaría coger. La mía al menos es así.

      – Volver a ser amigos del arnés.
      Lo que yo haría es dejar que se acostumbre a él otra vez. Se lo dejaría cerca de su cama (si no lo rompe claro), en el suelo rodeado de premios (el atún de lata al natural hace milagros con la mía aunque lógicamente no se puede abusar). Me lo pondría enganchado en la muñeca para jugar con ella a otra cosa (sin intentar ponérselo). Es decir, intentaría que dejara de asociar el arnés con algo negativo y que yo lo cojo con que se lo quiero poner. Y luego, depende del tipo de arnés. Si es de los de cabeza pues me lo dejaría colgando en el brazo, me llenaría la mano de atún, le daría de comer (poquito) así varias veces y cuando ya lo hiciera tranquila deslizaría el arnés por mi antebrazo y su cabeza en un solo movimiento.

      No sé qué arnés tienes tú, ni los movimientos que tienes que hacer para ponérselo, pero básicamente es ir acostumbrándola poco a poco a esos movimientos, primero sin arnés, luego con el arnés cerca pero sin ponérselo y luego poniéndoselo.

      Para terminar (que si sé que me voy a enrollar tanto hago un post directamente, jeje) yo peco de precavida. A ver, a mi me llegó una perra que era un saquito de traumas y prefiero siempre ir muy poco a poco intentando que todo sean experiencias positivas. ¿Podrías acorralarla un poco y obligarla a ponérselo? Sí. Y si lo haces con cuidado y mimo es posible que no pasara nada. Pero a mí me costó mucho ganarme la confianza de mi perra, los podencos son muy sensibles, y me siento más cómoda haciendo las cosas pasito a pasito.

      Lo que sí te digo es que perseguirla con el arnés para al final no ponérselo (que no parece ser lo que haces pero por si acaso) es lo peor que se puede hacer. Como al final no se lo pones lo que ella aprende es que zafándose durante 10 minutos o 15 o 30, al final consigue no ponérselo. y eso es reforzar un comportamiento que no deseamos.

      Espero que toda esta parrafada te sea de alguna utilidad. Ya me contarás cómo va y necesitas algo más, dime y seguimos pensando.

      Un abrazo!

      Me gusta

      1. Gracias por todas las ideas, me vendrán muy bien.
        También tengo el collar martingale, pero cuando no quiere no hay manera ni arnés ni collar.
        Ayer mismo no hubo forma de ponerle nada y por la noche se acerco a mi para que la acariciase y aprovechando entre achuchones y caricias le fui poniendo el collar y la correa, ella tan tranquila, y nos fuimos de paseo. Sin embargo esta mañana no ha habido forma.
        Lo del parque es mas complicado, empezaré en casa, ya que es un parque grande y con muchas cosas para investigar y estos días que la soltaba la llamaba con premios y no le atraían demasiado, se acercaba y los cogía a veces pero como a distancia para salir disparada si intentaba acercarme mas de la cuenta, otras veces incluso la podía tocar.
        Voy a poner en práctica tus consejos y poco a poco seguro que mejora.
        Te iré contando
        Muchas gracias

        Me gusta

  7. Pues sí. Yo creo que es cuestión de paciencia. Hace solo tres meses que la tienes. Yo a la mía tardé dos semanas largas en poder mirarla. Tocarla ya ni me acuerdo. Por fortuna tenía jardín, como tú y no tuve que forzar nada. Yo creo que ahora toca lo que haces: ganarte su confianza y cuando puedes ponerle el arnés o el collar, fenomenal. Y mientras, pues ya sabes, todos los juegos y actividades juntas reforzarán la relación. Ah, y para que se acerara, a mí me funcionaba muy bien tumbarme en el suelo.

    De verdad que yo hoy miro a mi perra y me parece otra. Cuando pienso en cómo llegó me parece increíble lo que hemos avanzado. Y no hay ningún secreto mágico. Sólo intentar darle una vida equilibrada y ganarnos poco a poco su confianza. Tiempo, paciencia y voluntad. No sé cómo andas de tiempo pero paciencia y voluntad está claro que tienes, así que estoy segura de que iréis progresando. Mantenme informada 🙂

    Le gusta a 1 persona

  8. Hola Irene,

    Muchas gracias por compartir tu historia. Justo hace 3 meses mi pareja y yo adoptamos a una podenca de 6 meses que había sido maltratada. La verdad es que las primeras semanas progresó enormemente en casa y en el parque. Sin embargo después de 3 meses sacarla a pasear a la calle es desesperante. Tiene muchísimo miedo de la gente, tiembla mucho y se pasa todo el paseo mirando atrás vigilando que no venga nadie. Además, no para de tirar, hemos probado a llevarla corta y más suelta en correa con collar y arnés pero nada funciona. La intentamos ignorar y hacer como que no pasa nada pero llega a un punto que no se puede pasear así porque desespera y ella no es feliz, esta aterrorizada, no nos escucha y lo único que quieres es escapar. No sabemos cómo hacer en esta situación porque sentimos que cada vez tiene más miedo.
    Cuando viene alguien a casa también desconfía de ellos y no se acerca de ninguna manera.
    Queremos que la perra disfrute paseando con nosotros y supere el miedo para que sea feliz.
    Tienes algún consejo?

    Me gusta

  9. Hola Irene adoptamos un podenco somos de Zaragoza va hacer 2 meses y todavía tiene miedo pero tenemos paciencia le hicimos una cama debajo de un tejado pero no sube le dejamos su comida y su agua para que se valla acostumbrándose pero prefiere estar fuera y la veo temblar porque hace frío yy me da pena cuando llueve si se cobija dentro pero siempre tiene miedo quiero saber cuanto tarda a acostumbrarse se deja tocar acariciar lo único que nos gusta es que duerma en su camita todavía no a salido a la calle tengo un patio grande pero saldrá le compraremos un arne bueno porque tiene miedo gracias por responder

    Me gusta

    1. Hola Vany, es muy bonito que hayáis adoptado un podenco, me alegro muchísimo. Los miedos llevan tiempo y hay que tener paciencia, pero necesitaría que me dieses más detalles sobre el perro y sobre sus miedos para poder entender mejor su situación.

      Salir a la calle es bastante importante para que el perro pueda ganar confianza en sí mismo, en su entorno y en vosotros. Si es muy miedoso quizá os interese comprar un arnés especial para podencos o galgos, antiescape, que llevan una cinta doble en la parte de la tripita.

      Los podencos son muy frioleros, y el invierno en Zaragoza es muy duro (que lo conozco), por este motivo no me parece una buena idea que pase fuera la mayor parte del tiempo con esas condiciones. Los podencos dentro de casa son muy tranquilos, no huelen y no dejan mucho pelo, la verdad es que son perros que dentro están muy bien. Entiendo que es que el perro prefiere estar fuera, igual estaría bien montarle un rinconcito acogedor en casa en un lugar donde pueda estar muy tranquilo, que no sea de paso, mientras pierde sus miedos.

      Sin más datos no se me ocurre mucho más que decirte. Cuéntanos más cositas, a ver si tenemos alguna idea que le ayude.

      Un abrazo desde el Sur!

      Me gusta

Deja un comentario