Podencos y miedos.

20 comentarios en “Podencos y miedos.”

    1. Fue una gran sorpresa leer esta entrada, porque la consulta que comentas podría haberla escrito yo perfectamente. Este es mi tercer verano con mi podenquito loco, y me ha pasado lo mismo: al principio parecía que el parque colaba, me lo llevaba por los alrededores, por los caminos…el primer verano lo pasamos madrugando juntos y perdiéndonos por ellos. Pero ahora es imposible. Ha descubierto los «sitios chulis» (donde puede ir tranquilo y seguro sin humanidad) y si no lo sacas ahí, no hay pis que valga: corriendo y tirando hacia el coche (que ha adoptado como lugar seguro).
      Aunque ya nos hemos acostumbrado a que la gente flipe porque sacamos al perro en coche (a lugares sin gente) a veces es agotador, y me da mucha envidia la gente que tiene perros «normales». Me gustaría poder llevármelo a todas partes, como a mi anterior perrita, y me da pena porque creo que necesita salir más pero ¡no puedo estar todos los días en el monte de excursión!
      Aparte, mientras que yo quiero animarlo a que haga cosas y desafiarlo un poquito, mi pareja tiene miedo de que le pase algo y tiende a llevarlo siempre por los mismos sitios seguros.
      Mi perro y yo nos aburrimos. Pero obligarle a ir por donde no quiere y verlo arrastrándose y babeando, pues tampoco. Es la pescadilla que se muerde la cola…

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    2. Hola Irene, en primer lugar espero que este blog siga activo y que puedas leer mi comentario. hace casi un año adoptamos un podenco, se llama Coco es un amor y un terremoto a la vez He leído varios comentarios en los que me he visto muy identificadas por las circunstancias muy similares. Afortunadamente como bien dices nada es imposible y muchos aspectos críticos del principio poco a poco se van resolviendo. En este momento hay uno que apareció hace poco más de dos meses y es que con algunos perros se encara de forma muy abrupta cuando siempre ha estado jugando con ellos desde muy cachorro en los parques. No conseguimos entender que le pasa, lleva castrado algo más de un mes pero nada esta «agresividad» no remite. También con nosotros en casa a veces cuando tiene una presa, un calcetín por ejemplo, lo agarra tanto con los dientes que no se deja abrir la boca ni tan siquiera y tenemos que distraerlo con un juguete o un premio para que lo suelte. Sin embargo en pasado con dos tontería que le dijeras lo soltaba al instante. Algún consejo para solucionarlo?? Gracias y enhorabuena por el blog. Todas las entradas son muy interesantes y enriquecedoras

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  1. Hola Irene, llevo apenas 3 semanas con mi podenca. Tiene apenas 2 años y ya ha tenido una camada. La adopté una vez que adoptaron a sus preciosos perritos. La encontraron abandonada con sus crías en el campo se la trajeron a una casa de acogida y de ahí la adopte. El primer día en casa al irle a quitar el arnés se meo del miedo, mi pobre… Pasado una semana noté un cambio enorme, en el parque jugaba con otros perros de Maravilla… orejas y rabo erguidos y moviendo el rabo como si fuese la perrita más feliz del mundo hasta pega pequeños ladridos cuando pasan de ella ❤️. Pero en casa solo duerme y comer la tengo que dejar sola… no se fía de mi. Y hoy estoy especialmente triste porque ayer fui a casa de unos amigo con un perro con el que estuvo jugando un poco luego el otro no paraba de olerla y lo que ella quería era que jugasen… el caso es que pasado esos 5 minutos estuvo el resto de la tarde en el jardín huyendo de todo y de todos, yo la veía superestresada, orejas gachas y rabo entre las piernas. La saqué un poco para que se relajase. Pero fue volver y otra vez orejas gachas y rabo entre las piernas. Qué puedo hacer para que se sienta más a gusto en casa y entre la gente? En casa no quiere ni chuches que luego se come en la calle…

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    1. Hola Manuela, en primer lugar gracias por acoger a esa podenquita miedosa y darle una oportunidad. Ya has visto en mi blog que yo viví una experiencia parecida (nos pasa a muchos) y es muy descorazonador, como dices, pero te aseguro que es cuestión de tiempo y vale la pena.

      El hecho de que coma chuches en la calle y no en casa yo lo interpreto como una señal de que, en efecto, en la calle está más relajada. Lo que yo hice con Ágata fue darle espacio; lo cuento en mi entrada: Mi podenco tiene miedo: https://vivirconunpodenco.wordpress.com/2016/06/17/mi-podenco-tiene-miedo/

      Los podencos son bastante desconfiados en general (aunque también los hay extraordinariamente sociables) pero una vez que confían se genera una conexión maravillosa. Eso sí, hay que tener paciencia. De hecho, tu ya has notado cambios en su forma de relacionarse. Dale mucha importancia a esas pequeñas pero inmensas victorias que son la prueba de que va abriéndose a su nueva vida, poco a poco. Y que se relacione bien con perros es fantástico.

      Si no le gusta la gente, asume que quizá nunca vaya a ser la típica perra que va a saludar a todo el mundo. La mía era como la tuya (ese ir de aquí para allá con las orejas gachas intentando irse cuando había mucha gente) y ahora tolera a las personas e incluso puede llegar a comer algo de la mano de un desconocido. Eso sí, no va a dejarse acariciar por cualquiera. Y me parece bien.
      Lo primero, en este sentido, será que confíe en ti. Esa será la clave para 1) llegar a entender que las personas no suponen una amenaza en general y 2)que cuando tú le digas que puede estar tranquila y no tiene de qué preocuparse, se lo crea.

      La confianza os la irá dando el tiempo y vuestra relación. Es difícil darte consejos sin verla y sin saber cómo está en casa. Intenta fijarte en dónde descansa porque allí es donde se siente segura. ¿Qué condiciones reúne ese espacio? ¿Fresquito, soleado, silencioso, alejado de zonas de paso, blandito…? ¿Puedes recrearlas en otros lugares de la casa o en situaciones con gente? Por ejemplo, las primeras veces que yo llevé a Ágata a casa de mis ya-no-suegros, ellos tenían una especie de minicasita comedor en el jardín, con un sofá. Yo le enseñé a Ágata que podía descansar en ese sofá sin que nadie entrase a molestarla. Si la llevas a casa de alguien quizá puedas llevarte su cama y buscarle un rinconcito alejado que no sea de paso donde ella pueda sentirse segura. Quizá incluso dentro de la propia casa, si ni siquiera lleva bien ver gente, o donde haya menos ruido. Por supuesto pídele siempre a la gente que no le hable, no la mire y no intente tocarla.

      Otra cosa que puedes hacer es intentar moverte despacio por casa, hablar con un tono de voz suave, y, esto fue lo que más me ayudó a mi, ignorarla. No mirarla directamente, no acercarte de frente sino dando un rodeo, pasar ratos sentada en el suelo a cierta distancia dándole la espalda… Suena muy duro, pero en mi caso yo me centré en respetar su espacio y dejar que ella lo fuera acortando. Pongamos que ella está tumbada descansando. ¿A qué distancia empieza a incomodarse si te acercas? Esa distancia tienes que intentar respetarla (salvo para ponerle la correa y cosas necesarias). Si, por ejemplo, quieres que esté contigo en el sofá mientras ves la tele,puedes empezar por ponerle una cama o un cojín respetando esa distancia en un rincón tranquilo del salón por el que tu no tengas que pasar si te levantas para ir a la cocina, por ejemplo. Y si tienes que pasar cerca de ella mientras descansa, pero puedes dar un rodeo, darlo. Yo a Ágata le llené la casa de cojines esperando que pudiera encontrar diferentes espacios donde sentirse a gusto. Y, con el tiempo, empezó a usarlos y a seguirme por la casa, a olisquearme y a acercarse a mi cuando pensaba que yo no estaba prestándole atención. Lo bueno es que los podencos también son muy curiosos.

      Tema juguetes. ¿Tiene interés en algo en casa? Juguetes blanditos, duros, piñas, palos, alfombra olfativa…. ¿Has probado alguna cosa?

      Una buena rutina con horarios constantes también ayuda.

      ¿Qué premios estás usando? ¿Has probado a darle premios en la calle?

      Te recomiendo también el libro «Las señales de calma» de Turis Rudgaar. A mí me ayudó mucho a identificar las emociones de mi perra y aprender a controlar mi lenguaje corporal para que fuera menos invasivo. No nos damos cuenta de lo invasivo que puede resultar para ellos algo tan común como acariciarles la cabeza. Por ejemplo, para ofrecerle un premio a un perro miedoso, o para intentar acariciarlo, no es correcto caminar de frente, doblarnos hacia adelante y que nuestra mano vaya de arriba a abajo. Es mejor dar un rodeo sin mirar al perro, situarnos de lado o de espaldas, ponernos en cuclillas y llevar la mano de abajo a arriba ofreciendo el premio o acariciando el pecho del perrete.

      Pasear con ella, sobre todo si podéis ir a sitios tranquilos, también ayudará a reforzar vuestra relación. Cualquier actividad que puedas hacer con ella, en realidad.

      Pero todo esto no creas que lo sabía cuando llegó Ágata. Lo he ido aprendiendo. Es decir, no vayas a pensar que porque no hagas las cosas así, o perfectas, las haces mal, o que tienes que saber mucho para poder ayudarla. En absoluto. Solo con darle espacio, evitar regañarla, evitar gestos bruscos y tener paciencia, yo observé un cambio gigantesco en Ágata. Eso sí, lleva tiempo.

      Por eso te doy el mismo consejo que en la entrada, asume que lleva tiempo y no te lo tomes como algo negativo, olvídate de la línea de meta, que llegará, y piensa en los pequeños pasos. Observa a tu perra y prueba cosas pequeñas. Unas fracasarán (pero no son fracasos, es aprendizaje) y otras serán sorprendentemente efectivas.

      Y mientras, si quieresdarme información más específica, contarnos cómo te va, compartir los días buenos y los no tan buenos, será genial. Para eso estamos aquí, en esta pequeña comunidad. Y somos la prueba de que se puede. Ánimo!

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      1. Hola Irene, ante todo muchas gracias por tu blog y gracias por haber respondido a mis dudas y miedos. Ya había leído tu recomendación sobre el libro que comentas y de hecho estoy esperando a que me llegue! También me he metido a mirar la página web que recomendabas: ‘la voz de mi perro’. Es que no saber qué le pasa me crea muchas inseguridades….
        Ayer le compré una pelotita porque en el parque se la quitaba a los perros, en casa por supuesto no juega pero en el parque he empezado a hacerla rodar por el césped y le encanta ir a por ella, está genial porque parece que está jugando con un perrito pero lo hace conmigo, rabo y orejas para arriba, la llevo con Correa extensible y como dices esos pequeños logros te hacen sentirte muy bien…
        En casa ‘na de na’, lo único que hace es dormir y cuando intento acercarme a ella se levanta a buscar otro sitio donde tumbarse y que la deje en paz… Le gusta tumbarse en sitios tranquilos y que no sean de paso, se pasa el día dormitando. Nos estamos conociendo fuera de casa, en casa se aísla y que nadie la moleste. Se que hay que tener mucha paciencia y darle espacio pero lo que me preocupa es que esté haciendo algo mal que no facilite su integración en casa. Insistir más como por ejemplo ponerme de espalda a ella, aunque si dormita seguro que no va a hacer nada, insistir con la pelota o introducir alguna rutina nueva con ella..
        Las dos primeras semanas se quedaba conmigo en el salón dormitando ahora que se conoce la casa ya no se queda 🙈
        Ayer por la tarde, salimos a las 9:00 pm para evitar todo el calor, no jugó nada ni con perros ni con pelota, seguramente el calor aplatana, pero a mediodía que la saqué un ratito por mantener sus rutinas, hacia mucho más calor estuvo más activa y receptiva que por la noche. No sé si las perritas pueden sufrir también depresión pos parto … quizás es una tontería pero por entender qué puede haber pasado por la noche para estar así… no quiso ni cenar, por supuesto que esté cerca de ella mientras come no me deja…

        Deseando leer el libro 😉
        Gracias!

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      2. Hola Manuela! Tener inseguridades no solo es normal, es hasta sano, cuando no nos bloquean. No dejes que te pase eso. Le estás dando espacio, tranquilidad, amor y tiempo. Y eso lo estás haciendo fantásticamente bien. Además estás buscando cosas que hacer con ella y probando cositas nuevas. También es muy bueno. Respira y relájate que llevas solo tres semanas con ella! En muchos sentidos los perros son más sensibles de lo que creemos a veces, pero también son mucho más fuertes. Y una de las cosas que más me maravilla de ellos es su enorme capacidad de vivir el presente, incluso después de haber pasado por las experiencias más terribles. Todo lo que hagas no será perfecto, porque es imposible. Pero con una mamá humana que se preocupa por ella como lo haces tú, estoy segura de que las cosas positivas van a ganar por goleada a las pequeñas equivocaciones que puedas cometer (y que cometemos todos).
        Que hayáis estado jugando juntas me parece la bomba.

        Sobre el calor, afecta a cada perro de forma distinta. A mi perro le pasa muchísima factura, y se bebe mínimo un litro de agua en cada salida al parque. Por supuesto va de sombra en sombra. Ella sin embargo se pasa horas tomando el sol y en el parque lo mismo. A veces viene a beber, pega tres lametones y ya.

        Si tu perrita está apática en una salida o un día puntual en principio, no tiene por qué pasarle nada malo. Incluso si no come (eso sí, si no bebe es muy importante llevarla al vete). Sin embargo, si ves que eso se prolonga, es mejor que la lleves al veterinario y se asegure de que está bien.

        Sobre la depresión post parto, por lo que sé, que no es mucho, las perras también pueden padecerla, o desarreglos semejantes (las hormonas también les cambian y les juegan malas pasadas, como a nosotras), pero no sé nada más. Si tienes dudas tu veterinario seguro que te las puede resolver.

        Sobre la Voz de tu perro, no llegué a hacer la entrada (tantas pendientes y taaaan poco tiempo) pero sí el intensivo de 3 meses. Yo creo que es un programa perfecto para dueños que han perdido la confianza de su perro porque han sido demasiado estrictos y prohibitivos. En mi caso no puedo decir que me cambiaran la vida, aunque sí que saqué cosas interesantes. Por aquí recomendaban también la Brújula de Henry, que tiene una filosofía parecida y hace cursitos más cortos y específicos. Yo no he hecho ninguno pero estoy suscrita a su newsletter y cuando tenga un poco de tiempo probaré. Y luego hay una muchacha que a mí me encanta que se llama Mónica Corchado que tiene muchos vídeos en youtube, unos podcast estupendos y una academia que no conozco pero que tiene buena pinta, la verdad.

        Yo te diría que aún es pronto, que tu perra ha pasado dos años viviendo de una manera y ahora todo es distinto. Pero si a ti te va a dar confianza buscar ayuda desde luego todos estos de los que hemos hablado tienen una filosofía que se basa en la convivencia y en establecer una relación de confianza (que me parece mucho más importante que enseñar a tu perro sit, plas, y cosas así) y además funcionan online (que no es lo ideal pero a veces es lo más cómodo). Si te animas cuéntanos.

        Lo de que se vaya cuando la molestan me parece muy podenqui, la verdad. Ágata lo hace conmigo,con su hermano y con quien sea. Es más, muchas noches bien porque tiene calor, porque los sonidos de la peli no le gustan o por lo que sea, se sube a echarse la siesta al piso de arriba. A veces a mi cama y a veces al cuarto de invitados. Igual que a veces duerme en mi cama por la noche y a veces en el salón. O va cambiando. Pero a mi me encanta que haga eso. Significa que está cómoda en la casa, que se siente segura, tiene sus lugares de descanso y que tiene la suficiente independencia como para no necesitar estar pegada a mi. No creo que debas interpretarlo como algo negativo, de verdad. Quizá es precisamente una señal de que se va sintiendo cómoda con la casa y contigo.

        Y luego piensa que hay podencos muy zalameros, pero también muchos que son un poco gatos. Como la mía. Que no te vayas a pensar que viene a pedirme mimos así a todas horas o que los recibe con gusto si está haciendo otra cosa. Ella tiene mucha personalidad, mucha independencia y mucho mundo interior. Pero una vez que te acostumbras a eso, sí que hay un millón de pequeñas cositas a lo largo del día en las que me incluye y que comparte conmigo. Sencillamente me demuestra su afecto de una forma distinta. Y también es muy bonito.

        Lo dicho, no dejes de contarnos cómo os va y un abrazo enorme.

        Por cierto ¿Cómo se llama?

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      3. Muchas gracias Irene! Sobre todo por responderme tan pronto con el poco tiempo del que dispones y compartiendo conmigo cosas que me hacen pensar de forma diferente y me ayudan un montón.GRACIAS

        Miraré esas páginas que comentas y si hago algo te lo comento.
        Mi perrita se llama Quilla, parte clave de un barco para que se mantenga a flote 😉.
        Hoy la he llevado al vete porque le hicieron una analítica y salió que tenía principio de Lesmaniosis (va con ‘h’ en alguna parte pero creo que se entiende bien de todos modos) así que hace 15 días empezó su tratamiento y he ido hoy para ver cómo progresaban los bultos que le habían aparecido en la oreja, los ganglios que tenía hinchados y la caspa que le salía, y de paso preguntarle por la razón de que se encuentre tan apática. Por suerte va mejorando de los bultitos y caspa y sobre la apatía me habla del calor pero no me convence.
        Salí del vete y fuimos a un parque había un perro y empezaron a jugar y de repente la dueña del otro perro me dice ‘le debe sangrar algún diente porque tiene sangre mi perro por el cuello’ me voy a ver la boca de Quilla, y tenía las encías al rojo vivo, así que mañana vuelvo al vete ver qué pasa… quizás sea eso lo que le haya hecho estar tan apática los últimos días. Le pregunté a la vete si la medicina para la lesmaniosis podía provocar algún efecto secundario, pero me dijo que no y sobre la depresión pos parto tampoco lo veía porque eso solía pasar en el momento de dejar de dar la teta, aunque tampoco estaba segura y me dijo que darle vitaminas tampoco lo veía porque está en su peso… y está tomando ya las medicinas para la Lesmaniosis… Pero no le habíamos visto lo de las encías.
        Por cierto comentas qué Ágata bebe muy poco, pues a Quilla le pasa lo mismo así que cuando salgo llevo agua, pega dos lametazos y pasa. La vete me dice que no me obsesione que ya beberá lo que necesite … yo veo que prefiere beber de los charcos, aunque no la dejo por eso cargo con la botella.. pero con este calor 🥵 no lo veo…
        Una vez más gracias.

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      4. Hola Manuela! La verdad es que no hago tantas entradas como quisiera porque entre el trabajo y la tesis voy asfixiada, pero al menos los comentarios si intento responderlos, porque he estado ahí y sé lo duro que es no encontrar el camino para ayudar a tu perro, y googlear, y ver un montón de casos de gente con problemas y pocas soluciones. Así que no, gracias a ti por compartir tu experiencia con nosotros.

        Primero, Quilla es un nombre precioso, yo tuve una vez una gatita llamada Jarcia, que también es una parte de un barco 🙂

        Sobre lo de la Lehismaniosis es una putada para los perretes, la verdad, pero hoy en día se controla fenomenal con medicación. Yo he tenido dos labradores con lehismania y se murieron viejos reviejos vamos.

        Y lo demás, pues normal que Quilla no esté todavía siendo ella misma, tendrá que ir sanando su cabecilla pero su cuerpo también. Cuando Ágata llegó estaba hecha un cristo y con las defensas por los suelos, así que cuando no era una cosa era otra. Pero la verdad es que pasado el primer año no le ha vuelto a pasar nada (un pelillo pegado a la cera del tímpano y ya; bueno y ahora tiene vitíligo, pero no tiene que ver con sus defensas). Estar felices, tranquilos y seguros les da mucha salud, como a nosotros.

        Yo estoy con tu vete en que mientras beba, que se lo gestione. Ágata ya te digo que no bebe casi y está todo el día al sol. Y es normal que los charcos le interesen, tienen más «sustancia» y olores y cosillas que el agua normal. jajajajaja los perros es que son un poco marranucios.

        ¿Qué te dijo de las encías?

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  2. Hola Irene! Después de buscar bastantes páginas sobre cómo disminuir la ansiedad en perros me he topado con tu blog y no sabes que alivio y esperanza me ha dado.
    Te cuento un poco, recogimos en marzo a una podenca que llevaba bastante tiempo rondando por la calle pero al tener tanto miedo, era imposible cogerla. Lo que sabemos de ella esque parió hace un tiempo y suponemos que la abandonó un cazador.
    Las primeras semanas le costó adaptarse, siempre estaba en la puerta llorando y solo quería calle( era normal), después de 3 meses ha mejorado bastante, se pone nerviosa con la calle y llama de vez en cuando para que la saquemos ( tiene una manía de robarte el zapato y dejarlo cerca de la puerta, o llevártelo a donde estés para que sepamos que quiere, cambio los llantos por eso pero bastante bien la verdad) , también nos sigue por toda la casa.. está pendiente por si nos vamos todo el rato y me da pena porque no descansa realmente, si esta durmiendo/comiendo y nos movemos nos sigu y nos da bastante cosa, pero es algo que irá mejorando poco a poco….
    Lo más difícil ha sido cuando después de la pandemia, hemos vuelto a tener que ir a trabajar… Al principio se cargaba cosas y se meaba, luego sacándola antes de irnos parecía que mejoró un poco, se le fue quitando la manía de morder cosas, pero llevamos una rachita que ha vuelto a cargarse cosas, incluso más que antes, creo q al tener más relacion que antes se ha vuelto más dependiente y se pone muy nerviosa… He leído en el post los trucos que te funcionaron, pero no me ha quedado claro si hiciste eso durante dos semanas y cuando te ibas a trabajar se quedaba con la canguro, o con el tiempo cuando empezaste a hacerlo y respondía bien se quedaba solo sin canguro… Vamos a intentar hacer lo de los pequeños tiempos con mucha paciencia ya que lleva un tiempo así y he leído que esa fobia que tiene se puede volver ‘cronica’ y ser más difícil acostumbrarla, tp sé si por la edad q ya no es cachorra nos costará más, pero con paciencia y ese alivio de esperanza al leer tus post espero que sí.
    Gracias por leerme y por crear este blog, por explicarnos de forma más clara y a través de la experiencia un poco más de estos perros y por compartir experiencias de gente que nos ayuda tb a entender mejor como tratarlos!

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    1. Hola Cris, cómo me gusta cuando aparece por aquí gente que tiene ganas y la paciencia necesaria para ayudar a sus perretes.

      Me parece genial lo del zapato. Ágata también es muy lista para buscar las formas de comunicarse conmigo. Cuando quiere salir de paseo, estornuda. Supongo que en algún momento coincidió que lo hizo y la saqué, o descubrió que era una forma de llamar mi atención. Son perros muy inteligentes. Y no, la edad no es un problema. Eso sí, cada perrete es un mundo y lo que a mí me funcionó en dos semanas igual os lleva tres o una, o tenéis que hacer algún pequeño ajuste. Por los comentarios del blog tenéis la experiencia de Carla con Limón, por ejemplo, que sí siguió algunos consejos pero también probó cosas nuevas, con bastante éxito. Vamos, que los perros no son robots y que si la observáis con atención vosotros mejor que nadie podréis ir viendo lo que funciona y lo que no.

      En primer lugar hay que entender que la ansiedad por separación o como la queramos llamar no es algo aislado, como tampoco lo son los ladridos, los miedos o las reacciones de cualquier tipo. Nuestra relación con el perro, la confianza que tiene en nosotros y la que tiene en sí mismo, lo relajado y a gusto que está en la casa… lo general, digamos, influye en todas esas cosas. De modo que todo va sumando.

      Ahora, también es verdad que en mi caso, lo que me salvó fueron los ejercicios. Que ahora os explico mejor. Y si habéis visto la foto, ya sabéis que ella se quedaba realmente muy mal en casa.

      Yo me puse una fecha para empezar, y hablé con una canguro para que desde el día en que empezamos los ejercicios ella no se quedara sola sin mi supervisión y tuviera otra crisis. Es decir, yo por la mañana hacía los ejercicios con ella (y ahí sí la dejaba sola poquito a poco, cada vez más tiempo) pero cuando me iba a trabajar por la tarde, la dejaba con la canguro para que no estuviera sola fuera de los ejercicios.

      El objetivo principal, en mi experiencia es buscar el «clic» en el que ella entiende que vas volver, y que no necesita estar pendiente de ti. Que ella pueda ver cómo te vas sin sentir angustia o la imperiosa necesidad de seguirte. Porque la ansiedad empieza en el segundo 1.

      Con Ágata tuve que practicar las salidas de casa (en casa no estaba tan pendiente) y con Conrad tuve que practicar dentro de casa, porque si me iba a la calle él se quedaba fenomenal, pero en casa no podía ni hacer pipí tranquila. Y luego, me di cuenta de que también tenía que enseñarles a estar separados (no me los puedo llevar a los dos al veterinario, por ejemplo). Aproveché la cuarentena para hacerlo.

      Para salir de casa los ejercicios que cuento son los que hice. Mucha paciencia y constancia, eso sí. Pero funcionaron.

      También hay cosas que influyen en cómo se queda tu perro en casa: si tiene acceso a los sitios donde normalmente descansa, si le dejas toda la casa abierta o no, si normalmente está tranquilo o le alteran mucho los pequeños ruidos de la calle….

      Dices «recogimos», ¿vives con alguien? ¿Os sigue a todos por la casa? ¿Le da ansiedad cuando se va alguien o solo si se va todo el mundo? ¿Siempre está pegada a vosotros o hay determinadas circunstancias en las que no considera necesario andar persiguiéndoos? ¿Podéis hacer pipí con la puerta cerrada? O como yo con Conrad antes ¿tenéis compañía en todo momento?

      Si puedes darme un poco más de información, igual podemos afinar un poco más. Porque si ya siente ansiedad solo por perderos de vista en casa, igual es mejor empezar por ahí. O al menos, trabajar las dos cosas a la vez.

      También es muy importante que analicéis en qué momento empieza a inquietarse. Mis perros, por ejemplo, cuando se acerca la hora del paseo si yo voy de aquí para allá ya me miran sospechando algo, Pero como coja los zapatos (siempre voy descalza en casa) tienen clarísimo que me voy. Eso sí, hasta que no cojo la mochila no identifican que hay paseo. Son muy observadores.

      Resumiendo, espero haberte aclarado lo de la canguro, si no, me lo dices y me intento explicar mejor. Y mucho ánimo, porque parece imposible pero se puede y es curioso cómo una vez que das con la tecla y ocurre el «clic» el cambio es bestial. Eso sí, hay que dar con la tecla. Pero mi experiencia, la de Carla y otras que tenéis por aquí son la prueba de que con un poco de paciencia-creatividad-constancia, el clic llega. Y mientras, aquí estamos, Para compartir los días buenos, los regulares y los que te quieres tirar por una ventana xD.

      Un abrazo enorme desde el Sur!

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    2. Hola Irene, sobre las encías me dice la vete que parece una bacteria y que le dé en las encías clorhexidina, una especie de pasta dentífrica. Así que entre las medicinas de la leshimaniosi’ , lo de las encías, su cepillado diario y sus salidas, tengo gran parte de mi tiempo ocupada con ella lo cual no me importa en absoluto me lo paso muy bien… Le encanta jugar con otros perros pero no la puedo soltar, tengo muchas ganas de hacerlo pero es muy pronto… Me puedes dar algún consejo para ir entrenando con ella?
      Gracias!

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      1. Hola Manuela, hice una entrada con algunas cositas https://vivirconunpodenco.wordpress.com/2017/11/29/mi-perro-no-viene-cuando-lo-llamo/

        Yo creo que lo mejor es practicar en casa (si te sigue claro no es posible), en espacios cerrados como parques, y en las zonas abiertas y despejadas practicar con cuerdas o correas de 10 metros, que ahora son bastante fáciles de conseguir.

        Hay gente que cree que trabajar con chuches no es adecuado. A mí me fueron de lujo, sobre todo cuando no se dejaba tocar fácilmente. Eso si, es importante que saques la chuche cuando viene. No que se la enseñes para que venga. Porque en el segundo caso es un soborno, no estás recompensando su comportamiento. Y el día que no le enseñes chuches igual pasa.

        Con Conrad sin embargo, es tan tontorrón, que con hacerle fiestas cuando viene es suficiente.

        Otra cosa que te diría es que cuides tu lenguaje corporal. Mira bien hacia dónde apuntan tus pies. A veces los perros no vienen porque los llamamos mientras caminamos hacia ellos, y les puede parecer que para qué venir. Yo lo veo mucho: llaman al perro, el perro se para a mirar al dueño, el dueño camina hacia el perro, y el perro sigue caminando en la misma dirección. En estos casos hay que llamar al perro y caminar en dirección contraria o al menos, que el cuerpo apunte a la dirección contraria, aunque volvamos la cabeza para ver dónde cohone está el perro y si viene o no. (Esto es lo que hacen los perros en realidad).

        Y otra cosa bastante útil es, cada vez que llamemos a la perra y venga (mientras le das el premio por ejemplo), si ya se deja tocar un poco, aprovechar y con la otra mano tocarle el pecho, o el cuello (no hace falta acariciar). Esto ayudará a que cuando venga y vayamos a hacer el gesto de cogerla para ponerle la correa, no nos esquive.

        Ah, y no mientas nunca a tu perra. Los podencos son muy listos y un «vamos al parque» para ir al veterinario o un «toma» cuando no tienes nada en la mano para que venga, nos van a funcionar una sola vez y van a empeorar nuestra relación con el perro.

        Asi a grandes rasgos, yo creo que ya son algunas cosas, pero si quieres algo más específico, me dices.

        Un abrazo!

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  3. Ah, y lo de las encías, pobrecita, pero bueno, no parece una solución muy invasiva y me encanta que tener que ocuparte de ella te parezca una oportunidad estupenda de pasar tiempo juntas. Así hay que tomárselo todo! Desde luego Quilla ha tenido mucha mucha suerte

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  4. Hola, muchas gracias por escribir sobre este tema, ya que es difícil encontrar escritos sobre esto.
    Hace medio año adoptamos una podenca de 2 años, hace unos meses que salir con ella a la calle es muy difícil. Tiene mucho miedo, y tiene mucho estrés. No reacciona a premios ni a la llamada porque está muy pendiente del entorno y de los estímulos. Vivimos en ciudad pero cerca de una montaña, pero cada vez nos está complicando más la cosa. Cada camino o recorrido nuevo le emociona mucho y no está tan estresada, pero si vamos por alguno ya conocido no está nada tranquila y tiene miedo, por lo tanto cada vez tenemos menos opciones de adonde ir y ella cada vez lo pasa peor. Es como si cada calle que vayamos haciendo durante unos días se convierta en un nuevo trauma.
    Tiene mejor días que otros, hoy por ejemplo estaba especialmente mal, temblaba en casa al ponerle el arnés.
    Esto a su vez nos complica el tema de los pipis, ya que le cuesta hacerlos y si cada vez tiene más miedo de más calles no conseguimos que mee y se mea en casa… Nos fustramos y queremos ayudarla como sea. Ya que querríamos que disfrutara del paseo.

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    1. Hola Lua, quizá en este caso te interesaría contactar con un profesional. No un adiestrador que busque enseñar a tu perro a obedecer, sino un educador o etólogo que pueda ayudarla con sus emociones. De todas maneras si me das un poco más de información quizá pueda decirte algo más. Para empezar, si en casa se hace pipi, creo que sería bueno que tuviera una bandeja con un empapador en un lugar en el que no moleste demasiado, y acostumbrarla a que puede hacer pipi ahí sin problema. Más que nada para quitarle el estrés añadido de pasarlo mal cuando tenga ganas. Después, sería importante averiguar a qué tiene miedo exactamente y en qué momento empieza a estresarse. Por lo que me dices, ya tiembla con el arnés. ¿Habéis probado otro tipo de arnés? Y ¿qué hace una vez que se lo habéis puesto? ¿No quiere salir de casa, del edificio….? Si no le ponéis el arnés y le engancháis solo la correa al collar, ¿podríais darle una vuelta por vuestro edificio? Ya sé que llevarla solo con el collar y más si es miedosa es un riesgo porque se le puede salir. Pero tratando de controlar eso, igual podéis hacer alguna prueba pequeñita, aunque sea sin salir a la calle, para ver cómo responde. Una vez en la calle, ¿ella quiere volver a casa? ¿Quiere caminar en alguna dirección concreta? ¿Quiere estar sencillamente parada en la puerta? (Ágata hacía esto último un rato antes de empezar a caminar) Con los miedos, lo ideal es, en mi experiencia, identificar el problema, evitarlo al principio y poco a poco ir exponiéndonos a él. La cosa es que cuando a tu perra le da miedo todo, es más difícil, he estado ahí. En mi caso fuimos parcelando los problemas y los miedos y afrontándolos de uno en uno y poco a poco. Sin forzar. Nosotras tardamos en llegar a la avenida general en nuestra primera casa, por ejemplo. Pero claro, yo tenía un pequeño jardín. Cuando nos mudamos al centro de Cádiz, después de vivir en la playa, también nos costó lo nuestro acostumbrarnos a tanto jaleo y tanto ruido… En ese momento lo que hice fue sacarla muchas veces al día, paseos muy cortitos. Y cuando la veía ya abrumada, volvíamos a casa.

      No sé si esto os podrá ayudar en algo, ya te digo que creo que habría que tener mucha más información, y probablemente alguien que pueda ver en persona a la perra en casa y en la calle y a vosotros con ella pueda ayudaros mucho mejor.

      Venos contando cómo va. Un abrazo

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      1. Hola Muchas gracias por responder
        Mira te cuento, a Kira le da miedo la calle en general y no puedo identificar cual es su miedo en concreto. Creo que es el ruido en general (los coches, camiones, gritos, ruidos repentinos, etc). Además le da un poco de miedo la gente.
        Hasta hace poco he averiguado algo nuevo:
        En general por la mañana está peor, y eso es un ciclo sin fin porque ella siempre quiere buscar la manera de volver a casa. Una vez hemos recorrido la primera calle, ya quiere volver. Entonces yo intento ir un poco más arriba para ir a la parte más de montaña de mi ciudad. Pero claro al ella querer volver, se para y no quiere seguir. Entonces yo me paro y si veo que realmente no quiere ir pues no voy y vuelvo a casa como ella quiere.
        Que pasa con esto? Pues que al saber que conmigo no va a ir a la montaña ha asociado los paseos conmigo por la mañana como algo negativo. Y ahora me cuesta mucho que baje de la cama y me cuesta que quiera ir.
        Entonces por la mañana hago paseo de 15 min. La saco a las 7.

        Com lo del arnés pues probaremos con collar a ver qué tal! Pero no creo que el problema sea el arnés, sino que no quiere salir. Es decir, yo le digo que toca salir, me preparo le pongo el arnés y entonces al cogerla ella no quiere salir de la cama. Una vez lo he conseguido (la tengo que cojer en brazos) por las escaleras bien. Una vez llegamos a la calle como te he dicho pasan 3 min. Y ya se pone muy nerviosa y quiere volver.
        Todo lo que te he contado es lo que le pasa conmigo por la mañana porque por la tarde y con otros miembros de mi familia no ocurre tan gravemente. Por ejemplo con mi padre sabe que va a ir a una parte más arriba de la montaña (yo sola no voy a ir porque me da miedo jaja) y entonces no pasa tanto miedo.

        Lo de los pipis hemos averiguado que sea probablemente por los cambios de horarios.

        Vaya rollo te he contado pero me alivia mucho que nuestra pequeña pueda pronto mejorar gracias a gente como vosotros 🙂

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      2. Muy buenas de nuevo, Lua,
        Pues hombre, si tiene varios paseos al día, que uno sea más cortito no es grave. Me gustaría saber qué hace en esos tres minutillos, son muy importantes ¿Está realmente relajada? ¿Olfatea? ¿Echa algún pipí? ¿Decide ella la dirección? Esto último es importante. ¿Qué pasa si ella lo decide todo, una vez que está en la puerta? ¿Sale a la calle? ¿Se queda parada? A los tres minutos, ¿no quiere seguir avanzando o quiere volver? ¿Quiere volver caminando o tirando de la correa? ¿Es siempre en el mismo momento? ¿En el mismo punto de la calle? ¿Después de que ocurra algo? Dices que en las escaleras ya bien ¿Coge un premio en las escaleras? ¿Coge un premio en la calle durante esos tres minutos?

        Por otra parte, ¿Alguna vez habéis vuelto a casa cuando ella quiere volver? Sé que tres minutos no son mucho, y quizá no dan para un pipí, pero tal vez para ella esos tres minutos sean una proeza y le cueste seguir asimilando cosas pasado ese tiempo. Entiendo que viviendo en un piso es complicado, pero otra opción podría ser respetar esos tres minutos e ir ampliándolos. A mí con Ágata me pasaba que el camino a la playa lo hacía con mucha alegría, pero pasear por la calle (y eso que donde vivía no había coches casi) era un mundo. Lo que tardamos en pasar de la avenida principal y en atrevernos a pisar la acera cuando cambiaba de textura! Por no hablar de los malditos cubos de basura, que nunca estaban exactamente en la misma posición. Si yo la hubiese obligado a continuar, a sentirse insegura más allá de lo que podía gestionar, quizá la idea de pasear hubiera sido mucho menos atractiva para ella. Pero claro, yo tenía jardín y una calita a cincuenta metros de casa. Ahí tuvimos suerte las dos.

        Yo te invitaría también a acompañar al miembro de tu familia con el que vaya más tranquila, sin intervenir, y a fijarte muy bien tanto en esa persona como en ella, para ver qué es diferente. ¿Puede algún día esa persona probar a darle el paseo de las siete a ver qué pasa? ¿Alguna vez la sacas tú a otras horas?

        ¿Por la noche la saca alguien? ¿Cómo va? Hay perros que cuando es de noche o hay menos luz (que a las siete de la mañana, todavía no es de día del todo) se sienten menos seguros. ¿Puede tener que ver?

        Por otra parte, ¿Cómo lleva los ruidos en casa? ¿En casa está tranquila, se siente segura?

        ¿Cómo se lleva con otros perros? ¿Tiene algún amigo canino en el vecindario?

        Todas estas preguntas te las hago porque con los miedos la cosa es muy sencilla y tremendamente complicada a la vez. La teoría general es más o menos sencilla y combina, a grandes rasgos, dos cosas:
        – identificar/generar una zona de confort y seguridad> ampliarla progresivamente.
        – identificar qué le da miedo a nuestro perro y los desencadenantes (ej. el sonido del timbre que anuncia la llegada de un desconocido a casa) y las señales de estrés > Evitarlos por completo o limitarlos al máximo para ir ampliando la exposición progresivamente controlando el estrés.
        Por supuesto, que confíe en nosotros es muy importante en el proceso.
        La práctica es más complicada porque depende del estado emocional del perro, de sus herramientas de gestión y de nuestra capacidad para entender/leer tanto las situaciones como a nuestro perro y nuestras propias herramientas de gestión.

        Lo que quiero decir es que el trabajo principal aquí es observar mucho a nuestro perro y ver cuándo y por qué se siente bien y cuándo y por qué no. No sé si has leído el libro de «Las señales de calma» de T. Rugaas (tengo una entrada sobre eso), pero es muy útil en ese sentido. Tú ya te has dado cuenta de algunas cosas, eso es muy positivo y además, el hecho de que no se comporte igual con todos los miembros de la familia o en todos los paseos significa que en algunos casos consigue gestionar mejor su miedo. ¿Por qué? ¡¡Tenemos que averiguarlo!!

        Puede que el hecho de ir a la montaña la haga salir más contenta, pero el entorno de su casa no debería ser un lugar amenazador para ella. Eso genera mucho estrés. En cualquier caso, si crees que ya hay una asociación negativa con el paseo de las siete, puedes probar a hacer algo distinto, como te sugería arriba, para ver qué pasa si alteramos partes (o toda) la ecuación.

        Este tipo de «enigmas» no pueden resolverse a distancia. Es decir, la información te la da el propio perro. Por eso te decía que, al margen de que a mí se me puedan ocurrir algunas cosas que puedes probar para ir identificando posibles factores, quizá un profesional adecuado (digo adecuado porque tu perra no necesita obediencia, necesita que entendamos cómo se siente y por qué, para empezar) pueda ayudaros a ver ese tipo de cosas.

        Por otra parte, creo que un buen ejercicio (yo lo hago todos los años) es escribir cómo llegó y cómo está ahora, porque estoy segura de que ya habéis superado muchos obstáculos, y eso es importante recordarlo. También reflexionar acerca de cómo los superasteis.

        Poquito a poco Lua! A ver si encontramos más pistas y mientras, ya sabes que aquí estamos 🙂

        Un abrazo desde el Sur!

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  5. Hola,tengo una perrita adoptada hace cuatro meses,vino muy miedosa pero habías avanzado bastante y de repente no quiere salir a la calle,la bajo y se queda clavada en el portal y no hay manera de que camine,la he cogido en brazos alejándola del portal y cuando la pongo al suelo camina hacia casa con el rabo entre las patas,cómo puedo hacer para que vuelva a querer salir a la calle.

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