Como ya dije, había llegado el momento de encontrarle un compañero a Ágata y mi novio (mi novio de entonces, claro) quería un cachorro. Teníamos muy claro que queríamos para ella un pero sociable que pudiera ayudarla un poco con sus asuntos de desconfianza. Y aunque la educación para eso pesa mucho más que la raza, dimos con un cachorrón absolutamente comestible mezcla de golden y labrador (y algo más, sabe dios qué). Nos pareció que podía ser una muy buena opción.
No voy a narrar la recogida del cachorro porque fue digna de una peli de David Linch. Solo diré que estaba escrito en braile de las garrapatas que tenía. Os lo juro. Si no tenía más de cien, no tenía ninguna.
Yo iba en el coche con él en brazos (tres horas de ida y tres de vuelta en coche para recogerlo) y mi novio (de entonces) me decía: ¿tiene alguna garrapata? y yo que no hacía más que palparle bultitos en todos los centímetros de su cuerpo: Bueno, alguna, tu sabes, no es tan raro…
Cuando el veterinario lo vio al día siguiente alucinaba. Tuvimos que hacerle mil pruebas porque la probabilidad de que tuviera alguna enfermedad con ese porcentaje inusitado de parásitos era muy alta. Por suerte todas salieron negativas. El veterinario le dio una pastilla que mataba las garrapatas y yo estuve todo el día siguiente barriendo, sí, barriendo, montoneras de garrapatas.
Pero antes de eso llegamos a casa. Era de noche ya. Ágata salió a recibirnos y pusimos al cachorro en el suelo. Si teníamos dudas sobre si era o no buena idea traerle un hermanito a Ágata, se disiparon de golpe. Ella se acercó a olerlo con el rabo a 1000 revoluciones por segundo, y empezó a dar saltos a su alrededor como una loca, acercándose y dándole con el hocico con extremo cuidado. A mi perra le sale la mamitis enseguida. Pocas veces la hemos visto tan feliz.
Total, que llegó la hora de ir a dormir. Le pusimos una cama al perro (aún garrapatero) en nuestra habitación, y yo rocié a Ágata con una pipeta por si acaso. Pero claro. Pobre Conrad. Solo llevaba unas horas fuera de casa. En un lugar extraño, con gente extraña, sin su madre ni hermanos ni nada conocido…. Empezó a gimotear. Y luego a llorar, que parecía la Castafiore. Yo leí una vez que ningún cachorro debería dormirse llorando. Y aunque no lo hubiera leído, estaba claro. Hicimos turnos para estar con él en el suelo y al final lo subimos a la cama. Encontró que el pelo rizado de mi novio (de entonces) era un sitio confortable y seguro. Y así dormimos. Conrad, mi novio y yo y las doscientas garrapatas.
No puedo dejar de mencionar que las garrapatas transmiten muchas enfermedades peligrosas para nosotros y que lo que hicimos fue una irresponsabilidad que nadie debería hacer. Pero teníais que haberle oído llorar. Al día siguiente todo a la lavadora con lejía (genial para las sábanas de colores, como me gustan a mí), la casa entera desinfectada, y nosotros duchándonos con estropajo nanas tres veces al día durante una semana. Eché aceite de árbol del té en todos los champús, geles, suavizantes y cremas corporales de la casa. Estuvimos oliendo a bosque profundo un mes.
El cachorro en seguida se hizo a la casa, a Ágata y a nosotros. Pero descubrimos que aunque nuestro objetivo de tener un perro sociable parecía sencillo, tenía algunos problemas que había que trabajar:
- Protección de recursos bestial. En mi vida había visto algo así en un perro tan pequeño. No sé si será normal. Comía sin masticar, vaciaba el comedero en tres segundos, y como alguien pasara remotamente cerca mientras comía gruñía y tiraba mordiscos. Era como un gremblin alimentado después de las doce.
- Con hambre era como siete gremblins alimentados después de las doce.
- Era muy bruto. Mucho. Espectacular. Si una puerta estaba cerrada la embestía incansablemente. No tenía ningún control en la fuerza de la mordida, que es normal porque era muy pequeño, pero solo tenía dos modos: bersheker y dormido. De todos los juguetes a su alcance el único que le interesaba un poco era un ladrillo.
- Solo quería dormir fuera y sobre baldosa. Dentro de casa era incapaz de dormirse por la noche. Y cuando estaba desvelado y cansado era como 17 gremblins alimentados después de las doce.
- Fuera tampoco dormía porque el más mínimo sonido de noche le hacía ladrar ferozmente. Ladraba cada minuto, minuto y medio (una moto, un coche, un avión, una persona, un televisor, una radio, un perro que pasa, una hoja que se mueve, la vida…).
Mi novio (de entonces) por supuesto se fue de viaje. Unos mesecicos. Así que a esto hay que añadir otro problema, que para mí fue, con mucho, el peor: los paseos. Porque Conrad iba retrasado en su cartilla de vacunación. Y hasta que no tienen ciertas vacunas pues no es recomendable que pisen el suelo o estén con otros animales. Y aquí hay mucho campo, pero con colonias de gatos callejeros a tutiplen, así que no había ningún sitio seguro. Y la mayoría de canguros o residencias te piden perros vacunados. Aún así encontré una a la que podía dejarle el perro algunos días un rato. Pero no todos claro, ni para todos los paseos.
Ágata tenía que salir sí o sí. Él necesitaba ver mundo y acostumbrarse a cosas como motos, coches, niños, corredores y demás. Dejarlo en casa no era un opción porque los llantos de la Castafiore se oían desde el campo de enfrente y Ágata se agobiaba y quería volver. Y no me gustaba dejarlo solo así, llorando, que ya pasamos la ansiedad por separación con Ágata y no era plan. Mi perro tenía dos meses y medio largos y pesaba siete kilos. Pues me lo estuve llevando en brazos hasta que se pudo vacunar. Eso significa que al final pesaba unos diez. Algo más. Que no es mucho, si no tienes que pasar una hora y media con eso a cuestas, moviéndose y quejándose porque quiere cambiar de postura todo el rato. Pobre. Porque al principio me lo llevaba en una mochila, pero en seguida dejó de caber. Y ya sabemos que los paseos de los podencos cortitos cortitos pues no pueden ser.
Os prometo que si alguna vez tengo otro cachorro me pienso comprar un cochecito de bebé, y que la gente piense que estoy loca. Me da igual. Verme hacer malabarismos para recoger las cacas de Ágata hubiera llenado de orgullo a mi profesora de pilates. O al inventor del Twister.

El próximo día más. Un beso desde el Sur!
Buenos días,
Así mismo era Uma con la comida cuando era pequeña, comía sin que hubiera un mañana. A Conrad le irá muy bien Ágata para mejorar con su protección de recursos y permanecer más tranquila.
Qué bien que Conrad no tuvo ninguna enfermedad a causa de las garrapatas, pero bueno y si aún así hubiera sido, para todo hay solución.
Lo del carrito para llevar al cachorro a pasear encuentro que está bastante normalizado a día de hoy, puede que llame la atención a ciertas personas, pero yo veo a menudo a gente pasear a perros de este modo y me parece de lo más normal.
También es cierto que cuando tienes perro te cambia la percepción y normalizas ciertas situaciones. Tal vez una mamá, que vaya de paseo con su bebé humano, vea a otra persona portando un perro en un carrito y sienta cierto grado de ofensa con dicha equiparación.
Lo importante es dar la mejor solución para nuestros perros en cualquier situación, sin prestar demasiada atención a todo lo demás.
Un saludo.
Me gustaMe gusta
Corrijo un detalle en mi anterior comentario:
Dije «… Tal vez una mamá…» aunque mejor dicho está «…Tal vez una mamá o un papá…»
Nota: Cada día trato de corregir el residuo de una educación heteropatriarcal que he recibido. Aunque mi caso es leve, considero que uno siempre tiene que mejorar.
Me gustaMe gusta
Hola Irene
Yo adopte una podenca hace tres años, es bastante insegura aunque va progresando poco a poco.
La cuestión es que hace una semana, paseando por la montaña, apareció una podenca abandonada y la tengo en acogida, es supersociable sobre todo con las personas.
El problema es que mi podenca parece que está yendo hacia atrás, no se relaciona con la otra, la evita por completo, se nos acerca menos.
Me estaba planteando quedarme con la otra perra y que se hiciesen compañia pero igual no es buena idea. Lleva una semana con nosotros y no veo cambio en mi podenca.
Se que son procesos lentos y ahora le ha salido a la que encontré posibilidad de adopción y claro no sé que hacer.
Igual no necesita a nadie más
Qué opinas?
Me gustaMe gusta
Hola Mara!
Siento haber tardado un poco en responder, disculpa, pero son unos días de mucho trabajo. Vaya dilema. Hombre en estos casos yo tengo muy claro que siempre hay que mirar por el perro o el gato o lo que sea que ya tenemos. Sin embargo, una semana no parece mucho tiempo. Ágata cuando llegó Conrad cambió muchísimo. Al principio se puso muy mandona con él, que era un cachorro muy bruto, y a la vez era muy protectora, cuando otros perros se le acercaban. Luego descubrió que él era muy capaz de apañárselas e incluso le vino muy bien para sus miedos, porque él se acerca primero siempre y ella ve que no pasa nada y se anima. Incluso si él ve que ella va a saludar a otro perro tensa, la desvía y afloja la tensión del encuentro. Con el tiempo él aprendió que jugando más flojito ella si quería jugar con él. Y ahora da gusto verlos. Cuando él empezó a querer dormir conmigo ella dejó de dormir en mi cama (me dio mucha pena), pero lo respeté, pero ahora dormimos los tres juntos. Quiero decir que la convencia no siempre es sencilla desde el principio. Tu perra tenía unas rutinas y unas costumbres, y ahora eso se ha visto alterado. Creo que es normal que se tome tiempo y espacio (al fin y al cabo los cambios siempre generan estrés). No sé cómo están las cosas ahora, si decides quedarte a la nueva podenqui, lo suyo es «hacer manada», hacer cosas con las dos que ambas puedan disfrutar. Si decides darla en adopción ella será muy feliz en su nueva casa y la tuya seguirá siendo la reina 🙂 Ágata es muy independiente y creo que no necesitaba a Conrad, de hecho a veces me parece que le sobra, jajajajajaja, pobrecito mío, pero luego los veo haciendo trastadas juntos como zipi y zape o jugando y creo que, por otro lado, gracias a él disfruta de algunas cosas mucho más. Supongo que es como ser hijo único o tener hermanos, qué hijo único no ha deseado alguna vez tener hermanos y qué hermanos no han deseado alguna vez ser hijos únicos, jajajajaja. Probablemente sea cuestión de tiempo, pero también es verdad que si le has encontrado adopción, es una oportunidad. Creo que las dos estarán bien elijas lo que elijas. Igual ya has elegido, cuéntanos.
Un abrazo enorme!
Me gustaMe gusta